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De hecho, en los últimos años la toxina botulínica se ha convertido en la técnica dermocosmética más utilizada en todo el mundo para el tratamiento de las arrugas de expresión.
Esto explica la gran aceptación de esta técnica para la prevención y tratamiento del envejecimiento facial que se manifiesta en forma de arrugas.
Primero haremos una historia clínica precisa, en la que valoraremos diferentes situaciones que contraindiquen el tratamiento (embarazo, enfermedades neuromusculares), así como la ingesta de algunos medicamentos a tener en cuenta antes del tratamiento (anticoagulantes).
La inyección de Botox no deja cicatrices ni produce inflamación duradera, por lo que el paciente puede retornar inmediatamente después del tratamiento a su vida normal.
Los efectos del Botox se empiezan a notar a los 2-4 días, alcanzándose la mejoría más evidente a los 15 días del tratamiento.Las arrugas de expresión mejoran de forma espectacular con una adecuada técnica de inyección, al suavizarse los gestos que las producen durante unos 3-6 meses después de cada inyección, mejorando notablemente el aspecto de cansancio, mal humor, estrés, tristeza o envejecimiento de la piel y arrugas.
El Botox está contraindicado en pacientes que tengan enfermedades neurológicas severas (Miastenia Gravis y síndrome de Eaton Lambert), patologías psiquiátricas graves, que tomen ciertos medicamentos, en el embarazo, durante la lactancia, en menores de 18 años o mayores de 65, en los alérgicos a la albúmina y por lo tanto al huevo.